miércoles, 14 de mayo de 2008
CÓDIGOS ENTRE AMIGOS (LA PELOTA NO SE MANCHA)
martes, 13 de mayo de 2008
JUGANDO A DOS PUNTAS
suele asociarse que jugamos a dos puntas cuando estando en una relación, iniciamos otra paralela. lo que intento plantear a continuación, es otro ejemplo clásico. mientras más me lo planteo, más me doy la razón, pero yo no sé que tan malo pueda ser jugar a dos puntas. sé que cuando uno lo dice suena un tanto provocativo, incluso un tanto ofensivo para con el sexo opuesto. no es que busque justificarme, no tengo la intención, pero muchas veces existen diversos factores que hacen justificable que uno baraje esta posibilidad.
entre todas las trágedias de mi adolescencia, siempre hay algo rescatable. esta vez, un record: me encaré una misma mina durante dos años. practicamente podríamos decir que eramos una pareja. here, there, and everywhere. siempre juntos. todo el tiempo. es más, cualquiera que no nos conocía, apostaba a que salíamos juntos. ah, casi me olvido un pequeño detalle, en esos dos años, todavia no habia podido robarle un beso.
no me pregunten como aguanté tanto, o porque insistía. no lo sé. simplemente lo hice. perseveré. y cada puto sábado, cuando ya casí metía el gol, asomaba el puto sol, y eso solo podía significar una cosa: la noche había terminado. por aquel tiempo, yo tenía muy en claro lo que quería, a ella. después de tanto tiempo, es válido el planteo de si todo aquello fue amor, una locura, una obsesión, o lo que sea. simplemente fué. y lo más probable es que nunca sepa qué.
recuerdo una noche, que ya estaba por morir, y yo por volverme a casa, me volví loco por una chica que no había visto nunca antes en mi vida. y no entendía como era posible que nadie la haya descubierto. como era posible que nadie se la haya cruzado en ninguna esquina. ahora bien, les pregunto, era posible que un segundo tirara al carajo tres millones ciento cincuenta y tres mil segundos? (osea, dos años). si. fue posible. de la noche a la mañana, habia optado por abortar todo un trabajo de hormiga. y todo eso me recordaba la historia del soldado que debía esperar cien noches bajo la ventana de la princesa, y la ante-última noche, toma sus cosas y se larga de ahí. confieso que al principio yo no caía en la cuenta de todo lo que estaba sucediendo. cuando quize darme cuenta, estaba de novio. la chica que perseguí durante dos años ya no me hablaba. tres meses fueron más que suficiente. nunca fuí bueno para las relaciones. parecía que todo empezaba de cero, pero no. los dos años pesaban bastante. retomamos el dialogo, volvimos a vernos y sentí que tenía que terminar lo que había empezado dos veranos atrás. se terminaba el año, y lo mejor estaba por llegar, aunque yo no iba a estar del todo preparado.
nunca fuí muy católico, y siempre protesté contra las fiestas de navidad y año nuevo, pero estaba convencido de que servían para que la gente haga cosas que en otro momento no. y algo de razón tenía. ese treintayuno de diciembre, cuando la llevaba a la casa, nos saludabamos y sentí que tenía que jugar todas mis fichas (que no eran pocas) all-in, my friends!. transpiré la camiseta como nunca, se alinearon los planetas, y con una ayudita del barba, la pelota se decidió a entrar. fue como ganar un partido en el último momento. y no era para menos, convengamos que, dos años, no te los labura cualquiera. ahora que lo pienso, en aquel entonces debí reclamar el premio a la trayectoria.
a todo esto, pareciera que nos desviamos del planteo principal, pero necesitaba llegar hasta acá, para explicarlo. cuando todo parecía encaminarse, el fantasma apareció. ahora creo que, las relaciones no deben medirse en tiempo, sino en intensidad. esos tres meses me habían importado más de lo que suponía. comenzaba el otoño, y sin buscarlo, me encontraba jugando a dos puntas. nunca quize que sea así. mi discurso siempre estuvo en contra de quienes lo hacían, pero no pude evitarlo. como era de esperarse, terminé sin el pan y sin la torta. el mes pasado se cumplieron cuatro años de que ella no me habla. sé que lleva dos años de novia y está enamorada de su chico. juro que soy re felíz de saber que es así. pero a veces me duele saber que no quiera hablarme. es injusto. a veces no entiendo por que en su momento no la elegí. no me arrepiento haber optado por intentar volver con mi ex. estaba convecido de que eso era lo que quería. tampoco creo haberlo intentado. tampoco nunca me puse a pensar que hubiera pasado si...
solo sé que hasta el último día de mi vida voy a recordar una frase que escuché decirle a lidia lamaison: es necio pensar en lo que no pudo ser.
jueves, 8 de mayo de 2008
LA GUITARRA NO SE PRESTA, LA MUJER SE PRESTA SOLA...
dos miércoles al mes. esa era la frecuencia con la que visitaba a dos amigos que se habían mudado a capital. asi fue como, las cenas, se tornaron rutinarias, y no por eso, menos interesantes. por lo general eramos siempre los mismos. algún invitado de turno, algún ausente ocasional. solían estar siempre unas amigas. amigas, si. sería injusto seguir catalogandolas de buenas conocidas. no voy a discutirlo ahora. una noche, la cena iba a tener su salsita. apareció una chica que nunca antes había visto. (tiempo después fui descubriendo que la conocía todo el mundo). si me preguntan por ella, tengo que responder de manera vulgar: si, estaba re buena! (incluso, nunca escuché a nadie decirme que no se la encararía si tuviera la oportunidad).
si me pongo a pensarlo, es probable que mi encanto por la cocina, haya nacido esa noche. para retribuir a mis amigos el hospedaje en su encantador departamento palermitano, lo menos que podía hacer, era ofrecerme como cocinero. y esa noche, ella iba a ser mi ayudante de cocina.
hay un detalle que no debería pasar por alto. en ese momento, mi estado civil no era del todo soltero. no es de mi interés plantear en este momento el tema de la infidelidad, pero prometo que lo dejamos para más adelante. en ese momento no lo dudé. oportunidades de ese tipo no se te presentan todos los días. esa noche no pasó nada que merezca ser contado. esperé la vuelta a luján, y así, tantear el campo de batalla.
durante la semana fue una invasión de sms, le saqué chispas al celular. con el msn batí un record: 287 horas online. el objetivo era claro, había que hacer tiempo hasta el sábado a la noche. a medida que los fines de semana se iban sucediendo, yo cada vez estaba más cerca. pero siempre pasaba algo que atentaba contra mis planes. y empezaba a dudar si habría coronación.
recuerdo haberle escuchado decir a adrián dárgelos lo siguiente: para qué hacerla fácil, si podemos complicarla un poco?. algo más se iba a interponer entre nosotros. y yo no me lo esperaba. menos esa noche, que prometía ser la noche.
había alguien, que era amigo de mis amigos. pero él no era mi amigo. cuando me dijeron que yo no era el único interesado en ella, tuve que improvisar una forma de eliminar a mi nuevo rival. (por llamarlo de alguna manera). como en un momento, los ví hablando, esperé a que terminaran, y me acerqué hacia él. sucedió el siguiente dialogo:
- está linda, no?
- si, viste!
- somos dos entonces ..
- no entiendo
- hoy me la encaro
no recuerdo haber visto nunca a nadie con tanta cara de frustración. lo que yo no sabía, era la diferencia que nos separaba. a mi ella me gustaba. a todos nos gustaba. pero él se habia enamorado. como no era mi amigo, en un principio no me preocupé, pero, por cortesía, dejé que argumentara sus sentimientos. los dos sabíamos que él nunca se iba a animar a decirle lo que le pasaba. yo tenía muy en claro, que al terminar mi corona con limón, nada me iba a detener. él tuvo su oportunidad de convencerme, me explicó que hacia años que la quería y que era injusto que yo me la encare solamente ¨por deporte¨. a lo mejor tenía razón, pero no logró convencerme.
ella tenía la puta costumbre de emborracharse cada fuckin noche, y eso, en primera instancia, hace suponer que es una ventaja para el hombre, pero como a mi siempre me encantó hacer las cosas de la manera más difícil, semanas atrás le habia advertido que me la iba a comer, pero estando sobria. tomada no. bajo ningún punto de vista. esa noche, luego de terminarme la corona, seguí tomando. el resultado? pasarme de copas. la consecuencia? olvidarme de todo mi parloteo sobre moralidad. salí a buscarla y no me importó nada. cada vez que la tenía al lado, me agarraba ¨el mal del cagón¨ (como diría don ricardo). se me activaba la glandula de la pelotudez y parecía un pendejo de quince. pero dentro de todo, la iba remando. cuando me dice que sus amigas querían ir a otro bar, me dí cuenta que era ahí o nunca. le tiré la boca. fueron, sin lugar a dudas, los diez segundos más lindos de todo mi 2007.
¨después me buscás?¨ fueron sus palabras mientras se alejaba del bar. no pasaron diez minutos, y salí a buscarla. les dejé en claro a mis amigos que no me esperen para desayunar. esa noche iba a ser la mejor noche del año. o al menos eso era lo que yo creía en ese instante.
cuando llego al bar en el que ella iba a estar esperandome, e insisto, o al menos eso era lo que yo creía en ese instante, una escena de frustración/tristeza/lo que sea, me invadió por completo. si, se la estaba agarrando otro flaco. me quedé mirandolos por algo más de media hora. hasta que se me acercó un viejo amigo. esos que te cruzás en algún bar, cada tres o cuatro meses, y te da alegría saber que andan bien. lo primero que hizo, fue preguntarme que carajo estaba mirando con tanta atención. le comenté que lo que estaba viendo, era un reflejo de él mismo. en principio no me entendió. luego le conté que habia pasado anteriormente, e intentó consolarme. o al menos darme palabras de aliento, que es lo que suelen hacer los buenos amigos en circunstancias así. como no quería que él pasara por lo mismo, lo puse al tanto de algo que él desconocía.
- disculpame por lo que te voy a decir, pero creeme que es por tu bien. si vos estás en este momento conmigo, es porque tu chica, que es mi amiga, está con otro flaco en este momento.
le cagué la noche. la semana. y probablemente, hasta el mes. se sentó en una mesa, y pidió un whisky. opté por acompañarlo de igual manera. un j&b no se niega. después ya habrá tiempo para discutir si fue correcto que ¨vendiera¨ a mi amiga. él era un amigo y no merecía pasar por eso. reconozco que si se lo conté, fue porque estaba en caliente. yo sabía de esta infidelidad desde hacia tiempo y siempre lo había callado.
y esa noche, así sin más, me fui caminando de vuelta a casa, cigarro en mano, recordando la frase que alguna vez supe escuchar en boca del mecánico del barrio: el auto y la guitarra no se prestan, la mujer se presta sola.